El 26,4% de los jóvenes de la Comunidad Valenciana están en paro y los que tienen empleo deben seguir en el hogar familiar porque sus salarios son insuficientes para emanciparse
Ya en las postrimerías del siglo XIX Paul Lafargue, a través de su ensayo “El derecho a la pereza” vislumbraba una sociedad con una crisis de superproducción que conduciría al paro y la miseria entre la clase trabajadora. Su solución para esquivar esa situación era la reducción de la jornada laboral para culminar en una revolución social donde la sociedad podría dedicar su tiempo a las ciencias, el arte y la satisfacción de las necesidades humanas elementales.
Amparado en una exacta crítica marxista al capitalismo ya predecía lo que iba a ocurrir en nuestros días donde un sistema desigual aboca a la clase baja a una pérdida socioeconómica. Si nos centramos en el segmento juvenil observamos que estos análisis premonitorios toman forma ya que la situación y angustia que padece esta generación en busca de una independencia y autonomía socioeconómica es palpable y real. Las lindezas de la cultura del esfuerzo ya no se las cree nadie y es urgente virar en otra dirección para salvar a una generación que ha sido golpeada en varias ocasiones en la última década.

La meritocracia queda más como un chiste de mal gusto que ya no tiene significado porque los datos meramente empíricos demuestran que el esfuerzo no es equivalente al éxito ni a la obtención de un buen puesto de trabajo. Las ideas neoliberales del esfuerzo y la dedicación quedan anticuadas y solo podemos utilizar palabras malsonantes para simplificar la situación por la que pasan miles de jóvenes. Los que no están en el paro tienen con seguridad un trabajo “de mierda” y pocos se salvan.
Según la Encuesta de Población Activa (EPA), en el último cuatrimestre de 2021 se redujo la tasa de paro en jóvenes menores de 30 años en 2,8 puntos, situándose en un 26,4%, lo que supone un total de 97.000 jóvenes de los cuales 55.000 son menores de 25 años.
Según los indicadores de “Avalem Joves 2021-2024”, de las personas jóvenes ocupadas en el último trimestre de ese año, el 33,4% lo estaba a tiempo parcial y esta situación se da en mayor número en las mujeres. Más de la mitad de esos jóvenes lo hacen de forma no deseada y conforme nos acercamos a los 30 años la ratio de los jóvenes que no desean trabajar a tiempo parcial va en aumento pero tienen que hacerlo debido a las implicaciones de este tipo de trabajos, “en las posibilidades de emancipación y en el proyecto de vida”.
Jóvenes NEET
De este modo no es casual que el fenómeno de los jóvenes NEET o Nini en nuestro país, aquellos que ni trabajan, estudian o reciben algún tipo de formación, no disminuya de manera importante. Y se situaba en el 20,2% en la Comunidad Valenciana según la última encuesta de la EPA, afectando de forma destacada a los que llevan más de un año en paro.
De manera paralela y según recoge el informe, la crisis sanitaria ha aumentado la temporalidad de las personas jóvenes aunque es cierto que los datos del último trimestre de 2021 reduce esas cifras pero sin crear una tendencia por ahora que haga pensar que hay un cambio sólido de modelo.
El mercado laboral, con su parcialidad y bajos salarios afecta de manera relevante a segmentos como el de jóvenes y mujeres
En el modelo de mercado en el que nos hemos estancado, son los grupos más vulnerables los que se ven afectados. Mujeres, jóvenes y mayores de 55 años forman parte de esta atomización en la que encontrar un trabajo significa muchas veces vivir en la parcialidad y en la precariedad. Con la desindustrialización, los empleos se concentran cada vez más en el sector servicios que se mueve en un ámbito temporal y con poca empatía hacia los derechos laborales.
Así que los jóvenes aunque trabajen siguen siendo jóvenes y dependientes. Lo constata el último informe del Consejo de la Juventud de España el cual recoge que solo el 15,6% de jóvenes entre 16 y 29 años viven en un hogar independiente, cuando entre 2006 y 2008 era del 25%. Además según este informe, la mayoría de los emancipados vive en una vivienda compartida con personas con las que no tienen ningún tipo de parentesco.
La parcialidad y la precariedad de los trabajos tienen claras consecuencias no sólo económicas sino también sociales. Debido a la incertidumbre que provoca la falta de empleo o la temporalidad del mismo, los proyectos de vida se ven estancados y tener descendencia para los que así lo deciden es un camino que queda muy lejos lo que provoca bajas tasas de natalidad en nuestro país con un cambio intergeneracional deficitario y un retraso continuo en la edad de los jóvenes que pretenden tener descendencia.


Medidas desde Labora
Mientras tanto desde las administraciones se confeccionan programas para revertir algunas situaciones de este tipo. El Servicio Valenciano de Empleo y Formación (Labora) ha diseñado junto con los agentes sociales dos planes que pretenden favorecer la empleabilidad en los dos grupos con más dificultades, mayores de 45 años y jóvenes. El programa “Avalem Joves” afronta necesidades específicas y cuenta con la cofinanciación de la Unión Europea a través del Fondo Social Europeo Plus. Para cumplir con los objetivos de atención al colectivo de personas jóvenes que la Unión Europea se ha planteado para el periodo 2021-2027, LABORA va a destinar el 45% del total que tiene asignado a la atención a este colectivo.
De esta manera, se pretende que más de 5.000 personas jóvenes puedan participar, con lo que ascenderán a más de 20.000 las que habrán tomado parte en estas ayudas desde 2014 en que se pusieron en marcha.


Según Labora, los resultados obtenidos en años anteriores, animan a reforzar estas iniciativas, ya que se ha comprobado que uno de cada tres jóvenes que participó se encuentra trabajando a los seis meses de finalizar. Por otra parte, el porcentaje de personas jóvenes contratadas que continúan en la misma empresa tras los dos años que obliga la ayuda alcanza el 85% del total. Las personas destinatarias finales de estas ayudas son jóvenes entre 16 y 29 años que figuren de alta en Labora como demandantes de empleo, así como en el Sistema Nacional de Garantía Juvenil. Por otra parte, Labora ha diseñado el plan “Avalem Experiència”, que se articula en torno a varias líneas estratégicas. Una de ellas es el apoyo a la contratación, concediendo ayudas para fomentar contratos de personas mayores de 30 años y que contribuyan a la conciliación personal, familiar y laboral, así como a la igualdad entre mujeres y hombres o a la estabilidad en el trabajo. Asimismo, también impulsa acciones como la formación para actualizar la cualificación profesional, el apoyo a las iniciativas de emprendimiento y el trabajo autónomo, la orientación, intermediación y búsqueda de empleo.
El gasto que el Servicio Valenciano de Empleo destinó a formación y empleo en 2021 fue de 123,6 millones de euros con programas como EMPUJU, ECOVUT, ECMSAl, etc. En el ámbito formativo se destinaron 40,4 millones de euros para acciones de formación-empleo, relacionadas con nuevos yacimientos promovidos por entidades públicas y privadas.
Conectar ámbito educativo y laboral
Según recoge Labora, las causas y las consecuencias de la falta de oportunidades para los jóvenes son diversas. Y por ello trabajan con una serie de indicadores para resolver estas situaciones que ya son estructurales. Se persigue realizar una conexión entre el mundo educativo y la demanda del entorno laboral lo que redunda en la adquisición de confianza de ese segmento que encuentra luego más oportunidades en la búsqueda de empleo.
Otro de los objetivos del programa “Avalem Joves” es mejorar la formación para ajustarla a las necesidades reales, basándose en la prueba de que los parados con mayor nivel educativo sufren menos tasa de desempleo. A finales de 2021, la tasa de paro joven con un nivel hasta primaria era del 65,3% y en los que tenían estudios superiores esa tasa disminuye hasta el 18, 3%.
Otra de las metas es la formación en competencias transversales (técnicas de trabajo en equipo, adaptación, liderazgo…) o competencias digitales. Con ello se persigue y se logra que a los 12 meses la inserción laboral consiga al menos a dos de cada tres alumnos que la recibieron. El fomento de la formación dual es otro indicador del programa por la proximidad que confiere a la realidad del mercado de trabajo. Según el informe, las personas acceden al mercado laboral de una forma exitosa, puesto que estos estudios dan una formación especializada y unas competencias profesionales muy elevadas. En la Comunidad Valenciana cursaron Formación Profesional en el curso académico 2020-2021 80.985 alumnos/as de los que 1.614 realizaron sus estudios en la modalidad Dual con una mayoría de hombres (935).
Primeros empleos y JOOP
Desde “Avalem Joves” se pretende garantizar un acompañamiento integral en la orientación individualizada que tenga en cuenta las aspiraciones de las personas jóvenes. Así se intenta mejorar la empleabilidad para los jóvenes con formación universitaria que no encuentran oportunidades laborales; para los que tienen una cualificación adecuada a la demanda del mercado de trabajo y que han perdido el empleo; y para los jóvenes con bajo nivel de empleabilidad.

En los “Espais Labora”, a lo largo de 2021 se inscribieron 240.872 jóvenes de los que el 50,2% eran mujeres. Y las personas inscritas en Garantía Juvenil fue de 178.229 (88.280 mujeres) desde 2016 a finales de 2021.
También se trabaja en la mejora de la comunicación entre Labora y sus potenciales usuarios, en este caso con el segmento juvenil. Es sabido que la falta de información sobre programas o empleos es ya una falta de oportunidad entre ciudadanos iguales para poder acceder a un puesto de trabajo. Además de la potenciación de los canales de comunicación de este servicio de empleo, el Institut Valencià de la Joventut realiza el programa Joven-Oportunidad (JOOP), diseñado para orientar a los jóvenes de entre 16 y 21 años que han abandonado los estudios. Su objetivo es conseguir que completen una FP de grado medio, pero antes trabajar sobre su motivación, reforzar su autoestima y ayudarles a construir un proyecto integral de vida.
La contratación temporal supone un 90% lo que implica un freno en la emancipación y desarrollo personal
Alrededor del 62% de los participantes está estudiando o trabajando. La tipología de los perfiles “joopers”integra a los confundidos “qué hago ahora”, a los repetidores “inactivos”(que se han dejado vencer por el pesimismo, la frustración y la pasividad), los repetidores “reactivos”(que rechazan escuela y profesores) y los de un nivel socioeconómico bajo.
El 56,4% de los contratos realizados a los jóvenes en 2021 en la Comunidad Valenciana fueron a jornada completa (258.888 hombres frente a 144.606 mujeres). La contratación indefinida aumentó un 32% pero la temporal aún suponía el 90% de la contratación. La mayor parte se realizó en pequeñas y medianas empresas que son el tejido productivo mayoritario en nuestro territorio. Pero al contrario de lo que se pudiera pensar no son las pymes las que realizan más contratos temporales sino las grandes empresas.
Precisamente las políticas de empleo dicen perseguir en estos momentos una suficiencia de ingresos para los contratados que permitan la emancipación y el desarrollo vital. Combatir la brecha de género es otro de los propósitos en las estrategias políticas europeas, nacionales y autonómicas. Reconocen que no es tarea fácil “por el hecho de que las inercias del funcionamiento del mercado de trabajo, de la contratación y de la distribución de roles en el resto de los ámbitos del desarrollo personal resultan difíciles de modificar.

A pesar de que se ha logrado alguna reducción en el desempleo que puso durante breves meses a las mujeres por debajo de los hombres, según la EPA, las diferencias se agrandan en aspectos como la temporalidad y la parcialidad con diferencias de más de 15 puntos. Y aunque desde Labora se trabaja ya con una perspectiva de género, las ayudas al empleo existentes chocan con la realidad de los modelos de contratación empresarial.
Terminamos admirando a Lafargue por su aproximada descripción de nuestro modelo económico actual. Y ya no solo son los marxistas los que anticipan como hace aguas la doctrina capitalista sino que personajes tan poco sospechosos como Dan Lyons lo asumen. Él trabajó en Silicon Valley, con la elite tecnológica y ahora critica con “Disrupción. Mi desventura en la burbuja de las start-ups”, el ecosistema emprendedor norteamericano.
Aunque los jóvenes de Silicon Valley son de entrada unos privilegiados para los que buscan empleo en nuestro país, según Lyons en el valle californiano hay una realidad impregnada de apariencias, burbujas económicas, empleos precarios y una discriminación por edad. Y resalta en una entrevista concedida a “Ethic”, “en Estados Unidos antes podías permitirte con tu salario comprarte una casa, mandar a tu hijo a la universidad o contratar un plan de jubilación. Ahora, las empresas que tienen enormes beneficios hacen un vídeo para celebrar como un gran éxito que ha subido el salario mínimo a sus trabajadores de almacén a 15 dólares la hora. En Estados Unidos con eso no se puede vivir. ¿No tendría más sentido tener unos beneficios un poco menores y mejorar la vida de sus trabajadores?”. Que esto lo diga un ex-gurú que representó al sistema capitalista da que pensar y más en nuestro país donde ni siquiera hay privilegios, y menos para los jóvenes de clase baja.