De acuerdo con la Real Academia Española, emprender es el acto de acometer y comenzar una obra, un negocio, un empeño, especialmente si encierran dificultad o peligro. Vista la definición podríamos deducir que la persona que emprende debería ser considerada poco más o menos que un ser dotado de heroicidad. Y no es para menos. Centrémonos en quienes emprenden, emprendemos un proyecto de negocio, de empresa. Partes de una idea de negocio, de una formación sólida como patrimonio inicial y empiezas a darle forma.
La persona emprendedora suele arriesgar no sólo su economía ya que emprender es también planear un proyecto que, al menos en teoría, su desarrollo te llevará una parte de tu vida.

¿Y, a quién encuentras en tu camino?
Normalmente a otras tantas personas que, como tú, también han decidido poner en marcha esta idea, este proyecto, esta ilusión… y si bien están llenas de entusiasmo, les falta todo lo demás.
No hay un punto al que dirigirte y que pueda, de manera global darte la información necesaria. No es que no la haya, o que no sea accesible, pero está dispersa, de manera en que encontrarla es como adentrarte en un laberinto.
Debes encontrar quién pueda facilitarte información sobre las ayudas ofertadas desde distintas administraciones que, como las meigas, de haberlas haylas, pero ¿dónde? Ah, ese es el misterio.
También debes averiguar los trámites administrativos que debes cumplir y su coste. Ya sabes que la ignorancia no te exime de su complimiento, y nunca debes arriesgarte a emprender sin cumplir con los requisitos básicos que la normativa exige.
Y nunca solo. Emprender es complicado de afrontar en solitario, aunque el tuyo sea un proyecto singular, individual.
Apóyate en una asociación, lo bueno de formar equipo es que nunca estás solo. Una asociación empresarial suele contar entre sus miembros con personas con experiencia y formación en mucho de lo que puedas necesitar.
Busca un Centro de negocios. Es más económico, te permite desarrollar tu actividad, atender reuniones en un espacio profesional, y no en la cocina de casa, te conecta con emprendedores como tú y te mantendrá en activo hasta el próximo asalto; el crecimiento.
Sentar una buena base te acompañará en ese difícil camino que es emprender y evitará el desánimo traducido en frases negativas como nunca debí…qué hago yo ahora…
Recuerda que no importa las veces que caigas, sino la capacidad para levantarte.
Y eso me recuerda a otra forma de emprendimiento: reinventarse
