Cuando hablamos de cultura, habría que distinguir los grandes eventos culturales, protagonizados por compañías e intérpretes profesionales, de las actividades propiciadas por grupos locales; los primeros cuestan mucho dinero; las segundas se conforman con pequeñas subvenciones de orden municipal. ¿Que hay diferencias? ¿Quién lo duda? Pero si nos atenemos a la relación calidad/precio hay quien prefiere lo más económico y más frecuente, lo que llena la vida cultural cotidiana de nuestra ciudad, lo cercano.
Y digo más, sin querer pecar de inmodesto, a veces he quedado más contento con mis adaptaciones teatrales y mis grupos de aficionados que las que he podido contemplar en la tele o en un teatro de capital. Porque me atengo a los gustos y nivel cultural de mi público; por poner un ejemplo, no hace mucho estrené “Hamlet”, de Shakespeare, según una adaptación propia que seguía la principal línea argumental; duraba hora y media; por el contrario, la representación íntegra de dicha tragedia se acerca a las tres horas, como mínimo; durante el argumento, soporífero por demás, el público se pierde, incluso los más avezados que, cuando están en la capital, alaban al profesional; en realidad, no se han enterado de la mitad del contenido (eso si no se han quedado dormidos desde el minuto uno).

De vez en cuando, el ayuntamiento contrata obras de profesionales, que suelen estar bien, independientemente de lo que hayan pagado por ellas; pero, por cada representación profesional, hay diez por parte de los grupos locales (Troncoso, Alpiteatre, Tossal, Catarsis, ACB, La Torreta, etc.).
Por otra parte, hay gente que niega la actividad teatral en Benidorm; lo que ocurre, sencillamente, es que esa gente no se entera, a pesar de la programación municipal, de los carteles, de la comunicación en redes sociales… A este tenor, yo he visto gente desplazarse hasta Alfàs, La Nucía y Alicante para ver una obra de teatro (gasolina y entrada) cuando en Benidorm no aprecia lo que tiene a mano (gratuidad y desplazamiento a pie).

Que cada uno haga de su capa un sayo, pero que no digan que no se hace teatro en Benidorm. Bien es verdad que las infraestructuras no son las más adecuadas: ni el nuevo Centro Cultural, ni el salón de actos del Ayuntamiento, ni los Centros Sociales Llorca Linares y La Torreta; ni siquiera los auditorios del Parque de L’Aigüera. Sobre esto habría mucho que hablar: otro día.
También otro día hablaré de la música, de las tertulias, de las exposiciones de pintura y de otras manifestaciones culturales en Benidorm.