España durante el 2024 recibió 94 millones de turistas extranjeros que gastaron 126.000 millones de euros.
La estrategia política normalmente responde a ‘acción-reacción’, y en este momento en el afán de lidiar con las críticas a la industria del Turismo, entre otras medidas, se han dispuesto unos cuestionarios a rellenar por los hoteles con todos los datos financieros y personales de cada turista, bueno casi todos, de momento no piden los más íntimos como las tallas de…..
¡Ay país! Afortunadamente podemos ver películas extranjeras y comparar, hablo de las americanas, donde el huésped puede registrarse con el nombre de Pocahontas o con el genérico Mr Smith, y ¡que no se diga que los americanos no recogen datos para entrar en su país antes y después del 11S!. Seguramente, los responsables de este cuestionario no se dieron cuenta que otros destinos turísticos como Turquía, Croacia o Chipre no piden tanto, y miran con deleite nuestros ‘involuntarios errores’ porque ellos siempre han sido nuestros competidores y para ellos con que vayas allí de vacaciones ¡son datos más que suficientes!
Y ahora a esperar al caos del verano, si ahora en invierno los pobres recepcionistas no dan abasto con tanto papeleo y la paciencia del turista comienza a agotarse, podemos imaginar que sucederá cuando apriete el calor y la cola de recepción por el atasco burocrático dé cuatro vueltas a la manzana ¡siempre podremos poner un mercadillo ambulante para entretenerlos!
Y es que apenas hace una semana que el ministro de Turismo español, ante la prensa, valoraba el año 2024 con las siguientes cifras, 94 millones de turistas extranjeros que gastaron 126.000 millones de euros.
Por otra parte, la asociación Exceltur, aún sin terminar el último trimestre del 2024, vislumbraba que se podría llegar hasta los 207.929 millones de euros, con un crecimiento real del +6,3% respecto a 2023, lo que supondría una aportación al PIB español cercana al 15% y eso que no se cuantifican actividades comerciales e industriales soportadas por el Turismo.

Debemos añadir que este 15% de PIB no incluye las industrias y actividades comerciales colaterales al Turismo, como la fabricación de coches para taxis, policía, hoteles y alquiler de vehículos; tampoco contiene el sector primario(agricultura y ganadería), comercios varios de souvenirs, peluquerías, modas y perfumerías, o las ferreterías, supermercados y talleres donde van los usuarios de los campings y viviendas turísticas. Consultorías varias, la industria hotelera fue de las primeras en obtener toda clase de sellos de calidad, y sostenibilidad porque los sanitarios ya los reciben desde los años 70 de otro modo los británicos no enviarían a sus súbditos de vacaciones a establecimientos con bajos estándares.
¿Saben que en España en 2023 el gasto aproximado entre Educación y Sanidad, incluyendo el gasto conjunto de Estado y CCAA, supuso un gasto aproximado de 146.000 millones €?
Y ¿que el sector emplea directa e indirectamente a casi 3 millones de personas, aproximadamente el 13% del empleo total en España?Y añadimos
Seguro que sí que saben que las principales comunidades autónomas que contribuyen a estos números son Cataluña, Islas Baleares, Islas Canarias, Andalucía y Comunidad Valenciana.

También sabrán que la creación y origen de la industria turística se cimenta sobre la iniciativa privada. Entonces ¿que sería lo más aconsejable que hiciera la administración pública para apoyar al Turismo? pues trabajar en construir buenas comunicaciones (carreteras, aeropuertos, puertos, trenes, corredor Mediterráneo, y otros corredores), al fin y al cabo estas estructuras de comunicación son las que modernizan un territorio y apoyan a todo tipo de industria como la agrícola, ganadera, textil, metalúrgica, etc. Esto debería funcionar como un buen matrimonio de conveniencia ‘¿quieres mis divisas?’ ‘ Pues ponme carreteras y el Corredor Mediterráneo’.

La industria turística, como tal, comienza a gestarse a principios de los años setenta con capital extranjero proveniente de los touroperadores británicos, más o menos iba así, ellos ponían el dinero para la construcción y el hotelero, normalmente una familia en la que trabajaban padres e hijos en el negocio, firmaban un contrato draconiano que ligaba su vida a la del touroperador. El contrato venía a decir que tendrías huéspedes que te llenarían el hotel, a cambio te comprometías a mantener ese cupo de habitaciones o el hotel en su totalidad para que operase la agencia británica inversora, y también a aprender a cocinar comida internacional para ellos.
Lo que es la vida, esto del turismo de la costa comienza prácticamente después de la posguerra civil española alquilando habitaciones a los del interior que quieren tomar baños de mar. En muchos sitios de la costa, la guerra no dejó en pie ni los palos del sombrajo, se arrasaron instalaciones ferroviarias con sus trenes y sus vías, incomunicando zonas industriales con el interior y exterior del estado. Buena parte de los recursos que quedaron se destinaron a recomponer y reinventar una administración pública en la capital del estado, y dotarla de autopistas radiales y de un importante entramado de carreteras, así como también sus centros educativos y universitarios.

Y ahora, en pleno estado del bienestar con una educación y sanidad pública para todos, resulta que el Turismo es una cuestionable y punible actividad económica, popularmente no reconocida como industria, que ha dañado apoteósicamente el país. Algunos van con pistolas de agua a ‘bañar’ a los usuarios de restaurantes, otros a manifestarse en contra de los bañistas, algunos de los manifestantes ya fueron turistas en su momento.
Conozco bastante el tema del Turismo, no en vano he crecido y desarrollado mi vida profesional en este escenario, y no me equivoco al decir la gran importancia para esta industria el hecho de que la mayoría de los hoteles se hayan mantenido en manos locales creando muchos puestos de trabajo, profesionalizando el sector, acumulando y normalizando conocimiento que ya ocupa un lugar destacado en los estudios universitarios del grado de Turismo.


Hablar de lo local no es frivolizar, sin ir más lejos, en Benidorm, una joya arquitectónica de los años 50, el Hotel Delfín, a punto de demolición y con dos torres (todo es subjetivo) de cuestionable valor arquitectónico construidas en su terreno, no sería pasto del derribo si sus propietarios vivieran en Benidorm en lugar de tener fijada su residencia fuera de allí. También sobreviviría si el Ministerio de Cultura y el de Turismo se hubieran unido para comprarlo y convertirlo en Parador, no en vano luce (o lucía) uno de los más preciosos murales de los cincuenta, obra del propietario del hotel Felipe Pastor González, también conocido por sus estudios de arquitectura y su trabajo de cartelista y pintor. Digo esto del Parador porque este mes de enero se ha publicado que el Ministerio de Cultura adquiriría la Casa Gómis por su gran valor patrimonial, y ni que decir tiene que este edificio del Delfín méritos no le faltan puesto que es obra también del reconocido arquitecto madrileño José Mª Garma Zubizarreta.
Concluimos diciendo que para los que hemos crecido, vivido y trabajado en el mundo del Turismo no resulta bastante indecente el menosprecio y ataque que sufre esta industria. También decir que ya nos hubiera gustado que se hubiera invertido dinero público por la costa como para construir cuatro Nuevos Ministerios, o que se le pagase a la aristocracia del momento el consabido alquiler para que ‘dejara’ su colección cuatro años en alguno de nuestros museos, o en caso de que no lo hubiere que se hubiese podido construir uno nuevo para albergarla.
Y que claro que todos somos conscientes de que todo es mejorable, sabemos más y esto juega en favor de gestionar una industria turística que desde su comienzo ha ido a la vanguardia en cuestiones de calidad y medioambientales, pero cierto es que todos debemos trabajar de un modo más acorde con los retos que impone el cuidado del planeta. Como también es mejorable la administración pública que constantemente necesita más dinero para sufragar los gastos de un mastodóntico organigrama, que, entre otras cosas, cuenta con ‘virreyes’ de los gobiernos central y autonómico y diputaciones. Y en cuanto al otro impuesto turístico, la tasa turística, debería utilizarse en proyectos trasparentes, si se cobra que se vea y se controle con trasparencia en que se va a utilizar.

Por último y no menos importante, pedir a los que maldicen y son tan críticos con la industria del Turismo que vayan con cuidado y miren bien de dónde vienen los sueldos, subvenciones y bonos públicos que reciben no sea que estén ‘contaminados’ por los ingresos turísticos.
P.D. Si tienen curiosidad acérquense a las ferias de Turismo y verán cómo hasta el político más reticente y crítico con el Turismo se pasea por ellas, las más famosas la World Travel Market y FITUR, esta última también conocida como ’La Feria de las Vanidades’.