El Reino del IPC/ La NAVIDAD o cómo comprar con todo en contra

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Todos los años es un hecho que se repite. El encarecimiento de productos ligados al concepto navideño refleja un incremento continuo. Pero este año esos precios se han disparado, según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) hasta un 10%. A la estructura del sistema capitalista se unen esta vez elementos coyunturales como el incremento del IPC hasta un 5,5%, una cifra inalcanzable desde 1992 y con un indicador adelantado por el INE que alcanza en diciembre el 6,7% en su variación anual. La cuestión es que nos topamos con los indicadores de la ruleta del capitalismo en la época de “¿la magia de la Navidad?”.

Es un hecho indudable y constatable en las últimas semanas la repercusión de esa variación anual en el IPC del 5,5% en la denominada “cesta de la compra”. Según el control que realiza el INE, los grupos con mayor influencia en el incremento de la tasa anual son los alimentos y bebidas no alcohólicas, con una variación del 3,3%. El transporte es otro de los afectados de forma contundente, llegando al 13,5%, de manera obvia como resultado de la subida de los precios de los carburantes. Y los hoteles, cafés y restaurantes, con una tasa del 2,5%.

En todo caso, según el control de la OCU, los precios son ahora más caros que nunca. Si se comparan con los de 2015, los precios medios son un 41,3% mayores que entonces. La cuestión preocupante es que según los analistas económicos la inflación va a continuar entre nosotros, no ha tocado fondo, y es posible que no lo haya hecho hasta la primera mitad de 2022.

De hecho, organizaciones conservadoras como el FMI señalan que, aunque los países desarrollados están creciendo a niveles pre-pandémicos hay “desajustes transitorios” -utiliza ese eufemismo para los repuntes de la inflación- que podrían volverse más persistentes. El Banco Central Europeo abunda en esta tesis y cree que la inflación puede seguir aumentando en buena parte del año 2022 para luego iniciar una desaceleración.

El New York Times recogía datos nada positivos sobre este hecho referentes a Estados Unidos, con el crecimiento de un 7% de los precios y obligando a la Reserva Federal a tomar medidas después de que la pandemia haya abocado a los consumidores a una pérdida del poder adquisitivo.

TRADUCCIÓN EN LA CESTA DE LA COMPRA

¿Y cómo afectan estos datos técnicos al día a día de la compra? Pues ya desde los días previos a la Navidad, los precios subieron una media del 11%. La OCU tomó como base 15 productos de la cesta navideña, de los que 10 subieron su precio frente a cinco que no lo hicieron. Varios ejemplos: percebes gallegos (evolución del 77%); merluza al corte (58%); almejas (19%); besugo (14%) etc. Algunos de los productos que bajaron sus precios fueron las aves. En general, el menú navideño es un 10% más caro que el de 2020.

Hasta que no tengamos datos de la evolución del IPC durante estos días, no se puede formular cuál ha sido el ritmo de los precios de productos. En las bajadas se sitúan las frutas y los productos que más suben son el aceite (23%) y la carne de ovino (un 19%).

Mientras tanto las grandes cadenas parece que mantienen precios, realizan ofertas con algunos productos que han creado stocks (carnes de ave, pescados asequibles…) intentando no repercutir demasiado la inflación en el consumidor directo. En estas situaciones emergen abusos de mercado sancionables que se descubrirán tras las fiestas, como puede ser la alteración de precios o la difusión de noticias falsas para alterar o preservar precios. Pero los distribuidores no quieren hablar sobre si están realizando un cambio de producto en las estanterías, si los frentes se llenan con elementos más económicos y si ha variado el planograma (el modo que se colocan de forma muy estudiada los productos) estas últimas semanas. Secretos de Márketing.

No es un secreto que en este comportamiento sobresalen las subidas de los precios de la electricidad y de los carburantes y a ello se suman los problemas en las cadenas de suministro. Mientras tanto el IPC más alto se daría en Estados Unidos con un 7,1% y el general de la Eurozona se sitúa en el 5,1%.

AHORROS, PENSIONES Y CONFIANZA

Una de las consecuencias directas afecta a los ahorros, con una pérdida importante de su valor. Con una inflación del 5,5% serían 50.800 millones de euros de pérdida adquisitiva de los ahorros según el INE. Además, supone una variación para las pensiones. Si se toma en consideración una subida del 2,5%, el Gobierno debería destinar unos 3.675 millones de euros para actualizar las nóminas.

No obstante, las circunstancias, el nivel de confianza de los consumidores no se ha visto muy afectado. El Índice de Confianza del Consumidor (ICC) que estudia mensualmente el CIS es una prueba de ello. Si bien en el mes de noviembre fue de 84,6 puntos, lo que representa 12,7 puntos menos que el mes anterior, la evolución anual ha sido positiva. El índice de valoración de la situación actual alcanza en noviembre 74,3 puntos, con un descenso de 10,7 puntos en relación a octubre y se debe a la valoración de la situación económica, la del mercado de trabajo y el de la situación de los hogares. Sin embargo, y siempre según el control del CIS, en comparación con los datos de noviembre de 2020, la evolución es muy positiva y otro medidor como es el Índice de Expectativas es también muy positivo en términos interanuales.

De hecho, las reclamaciones que se han dirigido a Consumo, no trascienden diferencia con otros años como podría darse por un cambio a productos de menor calidad en los hipermercados. Según nos explica el subdirector general de Comercio y Consumo de la Generalitat Valenciana, Miguel Romero, de las 9.905 reclamaciones que se han recibido en el organismo la gran mayoría, un 90%, son relativas a telefonía y electricidad. Es decir, siguen la tónica de otros años con la única salvedad de las quejas que se ponen por la venta de viajes que, debido a su reducción por la pandemia, también han generado un descenso.

INICIATIVAS

Es interesante la puesta en marcha de algunas iniciativas como la del Ayuntamiento de Benidorm para tratar de solapar situaciones emergidas de estas circunstancias económicas. El consistorio puso en marcha el buybono con un valor individual de 50 euros para cada persona empadronada en Benidorm y para descontar en compras de hasta 100 euros. El ayuntamiento ha dedicado 3.094.500 euros a esta campaña lo que podría generar unas ventas de 6,2 millones de euros hasta el 31 de diciembre.

Por su parte, la Concejalía de Servicios Sociales ha incrementado notablemente su gasto en ayudas económicas de emergencia social, siendo las de ayudas al alquiler y a necesidades básicas las prioritarias. Y se pasaría de 3.333 ayudas mensuales en 2020 a 4.131 en 2021. La media es 578 euros por cada ayuda este año, y de 416 en 2020.

SALARIOS

El repunte de la inflación parece que no tendrá respuesta en el alza de los salarios. Las patronales se basan en argumentar que es una situación transitoria por lo que no se aplicarán ni negociarán incrementos. Para algunos economistas cuya visión recoge “Cinco días”, estos efectos no se van a producir debido a que sólo el 18% de los trabajadores con convenio colectivo tiene cláusulas de garantía salarial para subir el sueldo por causa inflacionista. Por ende y según diversos medios, la subida salarial media recogida en los convenios colectivos negociados hasta el mes de noviembre pasado, era del 1,5%.

Por su parte, la empresa Mercadona anunció hace un par de semanas que subirá el sueldo a sus 93.000 empleados para que no pierdan poder adquisitivo debido a la subida del IPC, aunque no han precisado si el incremento será del 5%.

Antonio García Alonso, funcionario de Educación: “Nos vemos tranquilos y seguros porque tenemos derechos, otra cuestión es la empresa privada”.

Director del IES Pere María Orts i Bosch, se siente un privilegiado ante la situación generada por la crisis de la pandemia. Señala que casi no ha notado en su entorno la presión de los precios que sucumben a la inflación, solo ha perdido un 5% de poder adquisitivo. “Te hablo por mí y creo que casi todos nos vemos tranquilos y seguros porque perdemos parte de poder adquisitivo, pero no hay preocupación excesiva”. Un sueldo regular, unos pagos puntuales dan lugar a esta calma que vive el funcionariado de Educación que como él llevan años en un puesto similar. “Estamos más preocupados por la gente de las empresas privadas, con ingresos precarios y salarios más bajos y en condiciones peores que las nuestras. Ojalá que las personas de estas empresas pudieran evolucionar en sus condiciones laborales porque nuestros derechos están superreconocidos y son efectivos mientras que en el sector privado hay problemas en el momento de aplicar esos derechos o el empresario paga cuando puede; es un contraste brutal, son dos mundos”. Tal es su satisfacción con su trabajo y estabilidad que sus dos hijos han debido tomar nota y se preparan ambos para sendas oposiciones para seguir con un proyecto económico-laboral más seguro. Yo estuve trabajando en UGT pero luego pensé que iba a hacer cuando se terminara mi labor en el sindicato así que pensé en opositar”.

Joan Cascant, vitivinicultor: “La inflación no es nueva, nuestros precios siempre han sido esclavos”.

Antes de dos minutos de conversación con él, una se da cuenta que no está hablando con un empresario tradicional al uso. Sus palabras tampoco lo son. Para Joan Cascant, a cargo de la Microviña Celler del Minifundi ubicada en Muro de Alcoy, la inflación no es algo nuevo si no algo que les acompaña hace más de un centenar de años. Se refiere Joan a que “no tenemos ecuaciones que nos digan de manera exacta qué coste tiene nuestro producto, podemos hablar del vidrio que lo contiene, de un corcho pero no de lo que va dentro…..y además partimos de precios de producción que son esclavos”.

La microviña que saca adelante es una especie de minifundio que intenta desarrollar buenas prácticas agrícolas. “Yo elaboro vino, pero si quieres tener una ética es difícil, mira por ejemplo en hostelería donde los camareros son esclavos y la esclavitud tiene su papel también aquí entre los productores y estamos acostumbrados a ello”, añade.

“Nuestro territorio está instalado hace mucho tiempo en la inflación que para nuestro sector es una palabrota que nos atañe poco y que nos toca mucho las narices cuando la vemos publicada. Claro que todos la sufrimos. Con el transporte o las cargas energéticas, pero no nos engañemos, la inflación ya la traíamos puesta de casa, no por el covid, si no por la crisis de 2009 cuyas consecuencias siguen ahí, aunque se intentan tapar con la pandemia”. Así que más claro, el vino. Se define finalmente como un “ninja” porque se dedica desde manejar la escoba hasta soñar…bonita descripción para un productor de vinos especial.

Antonio Sivera, periodista jubilado: “La inflación me afecta, pero sigo con mi estilo de vida porque tengo una pensión digna”.

Sivera, como a mí me gusta nombrarle, me habla de la percepción del tiempo y como uno no se da cuenta que va pasando cuando ve a las mismas personas y recorre cotidianamente los mismos lugares. Pero al IPC no le ocurre lo mismo, no marcha a compás. Sivera dice…con su humor incisivo que “a riesgo de parecer un ama de casa, el IPC me afecta”. Él pensaba que el término se lo habían inventado para llenar los telediarios, pero este año se ha dado cuenta que con 40 euros compra mucho menos que hace un año. Y dice Sivera…¿”¿y ahora qué hago? ¿quitarme cosas?: nooo porque eso ya me lo hacen con las analíticas…” Y monologa Sivera:” ¿me empobrezco? Probablemente…pero no voy a dejar de comprar lo que me gusta”. Claro que esto lo dice un single que puede permitirse el lujo de poner la lavadora solo una vez a la semana. Y dice Sivera: “la cesta de la compra no lo es todo así que también tengo mis páginas de Internet con sus publicaciones y diarios. El único beneficio hoy en día es que no te cobren por algo, pero sigo con mi estilo de vida, ahora que reconozco que si tuviera familiares a cargo lo tendría más crudo. ¿Es una situación de privilegio?:sí. Tengo una pensión digna pero entiendo que hay gente que lo está pasando mal”, dice finalmente Sivera.

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